BBC’s low cost: Introducción a las bodas low cost (I)

No, esta serie de artículos no va precisamente sobre la British Broadcasting Corporation, sino sobre esas tres celebraciones familiares que traen de cabeza a más de uno y suelen dejar un bonito agujero en la cuenta corriente. De esas tres celebraciones –Bodas, Bautizos y Comuniones– me centraré en las bodas, por ser las que mayor sangría monetaria provocan. Los niños vendrán después y para el final me reservo a los invitados, que esos también tienen tela que cortar.

Aunque hoy en día ya no se considera socialmente obligatorio casarse para compartir lecho con tu terroncito, seguimos viviendo en una cultura en la que de algún modo se nos presiona para contraer matrimonio con nuestra pareja. Para que se reconozca legalmente el vínculo entre dos cónyuges -llamado formalmente matrimonio– es necesaria la celebración de una boda ante una autoridad civil o religiosa. Al fin y al cabo, una boda no es más que un contrato mediante el cual se formaliza la unión de esas dos personas (o partes contratantes, si lo preferís).

En teoría no es más que eso, pero en la práctica todos sabemos que una boda implica rascarse el bolsillo. Parece ser que la crisis ha provocado que en los últimos años descendiera el número de enlaces y que los que se celebran sean mucho más austeros. A lo largo de esta serie, os daré consejos para contener el gasto y prescindir de cosas superfluas. Ya os adelanto que todos los consejos que os daré se resumen en tres:

Lo bonito, se paga

Que si quieres un vestido de tal diseñador, que si en vez de la iglesia de tu parroquia te mola más una ermita en no sé donde, que si alquilar un coche antiguo para llevar a los novios, que si contratar a un coro para que me cante en la iglesia… Todas estas pijadas cuestan dinero. Son un valor añadido y demandado, sus dueños/vendedores/usufructuarios bien lo saben. Y también son gastos superfluos. Casar te vas a casar igual tanto si llegas a la iglesia en un Bentley como si llegas en un Seat Ibiza del 98. Es más, esta última opción puede ser mucho más original y divertida.

Si no te llega para pagarlo, prescinde de ello o búscate una alternativa más barata.

Este consejo podría ser aplicable a casi todo en esta vida, pero en este caso más. He leído en algunos foros que hay gente que pide préstamos para financiar su propia boda. ¿Estamos locos o qué? OLVÍDATE DE PEDIR UN PRÉSTAMO PARA TU BODA. Apuesto a que, si estáis leyendo esto, vuestras finanzas no son lo suficientemente boyantes como para empeñaros en una celebración. Recuerda: una boda no es más que un contrato + celebración familiar. Esas dos cosas no requieren grandes alardes, así que ya estás cogiendo el presupuesto y recortando.

A la hora de pedir presupuestos, no digas que es para una boda.

En ciertos negocios relacionados con estas celebraciones escuchan la palabra BODA y los euros se multiplican, buscando sacar la maxima ganancia. Es cierto que hay sitios mas caros y mas baratos, pero en estos casos todos se aprovechan. Los novios casamenteros son una presa muy codiciada. Os invito a que llaméis algún restaurante y pidáis presupuesto para una boda y, al día siguiente, volváis a llamar con otro nombre y pedir presupuesto para una reunión familiar. Seguro que os sorprendéis.

FUENTES

Para elaborar esta serie de artículos, he empleado las siguientes fuentes:

SIGUIENTES ENTRADAS

One comment

  1. amasmiboda dice:

    ¿Alguien ha dicho Bodas con descuentos? 😛 Cualquier cosa/duda que necesitéis, aquí nos tenéis 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


*